Lady Godiva

Compadecida de los sufrimientos y apuros de sus vasallos, a los que su marido esquilmaba con tributos abusivos, se solidariza con ellos pidiendo a su esposo que rebajara sus impuestos. El conde accedió con la condición de que su esposa recorriese Coventry a caballo, sin más vestidura que sus largos cabellos. El día elegido, mientras ella cumplía su promesa, todos los pobladores permanecieron encerrados en sus casas, para no perturbarla en su desnudez
Coventry – Inglaterra (1040)


Vacía la ciudad ante mi paso.
Vacía la ciudad.
Nadie en las calles.
Nadie en los laberintos del mercado.
Corridos los cerrojos tras las puertas.
Ciega al fulgor la piel de las ventanas
mientras cabalgo
a lomos del silencio,
de esta pulcra piedad hecha convenio,
de esta caritativa desvergüenza exhibiendo mi ingente compromiso
con la fidelidad de la palabra
que empeñé por amor a tantas víctimas despojadas por tropas implacables,
por mesnadas de usuras,
por rapiñas inaugurando crueles abstinencias,
asolando sus breves esperanzas.
Yo soy Lady Godiva,
la señora.
Envuelta en el pudor de mis cabellos
transito entre discretas soledades a cambio de un gravamen en menguante
que permita el consuelo de la hogaza
porque ya es tiempo de pensar un mundo regido por preceptos solidarios
donde no nos oprima la injusticia,
ni la postergación nos avasalle con eclipses de pena acantilada.
Porque ya es tiempo de parir conciencia,
de engendrar cada honesta rebeldía con esperma de cielos perentorios;
desnuda,
desafiante,
responsable,
avanzo bajo el sol,
hacia la plaza.

1 comentario:

Moises Q dijo...

Muy bonitos versos, me ha impresionado gratamente lo que expresan

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